lunes, 20 de abril de 2009

Regreso a los pueblos del silencio: Crespos

Iniciamos aquí una nueva serie de posts, no sé hasta donde llegaré, sobre los pueblos despoblados de Burgos. La idea es partir de los datos del famoso libro de Elías Rubio para echar un nuevo vistazo a los pueblos que se citan en el mismo y, en paralelo, identificar otros pueblos que hayan podido quedar despoblados desde entonces (esperemos encontrar muy pocos).

Como base para el análisis trataremos de averiguar si hay población que viva en el pueblo durante todo el año, dato que en muchos casos nada tiene que ver, en un sentido o en otro, con la población censada.


Aprovechando la Semana Santa y que me pilla más o menos a mano, he decidido empezar por Crespos. Bueno, en realidad hay una razón más. Sabiendo que estos viajes me van a encoger el alma en más de una ocasión, he seleccionado este pueblo del que sé que tiene un panorama más esperanzador para darme ánimos para la tarea.

Nos cuenta Elías Rubio que este pueblo en realidad nunca llegó a estar deshabitado del todo. Desde su marcha en 1973 hasta los años ochenta, un vecino aún regresaba a pasar breves temporadas al pueblo y al poco se instaló alguna familia. Esto sin duda ayudó a que la desolación no se hiciese dueña definitivamente del lugar y que la recuperación sea más fácil y más completa. La apertura hace más de diez años de una casa rural, ha estabilizado al menos durante los próximos años la vida del pueblo.

En todo caso hacía bastantes años que no estaba en el pueblo y la verdad es que me ha vuelto a sorprender por la belleza del entorno. Enclavado en un pequeño valle tributario del Ebro, las laderas aparecen cubiertas de prados y ricos bosques, que con el complemento de las rocas calizas forman un bello entorno. Muy cerca encontramos el espectacular desfiladero de las Palancas, al que se accede cruzando el abedular más compacto de la provincia.


La primera construcción que nos encontramos al llegar al pueblo es la casa rural, con su típico balcón corrido montañés. En todo caso la mayoría de las casas del pueblo, aunque escasas, están en muy buen estado. También se encuentra en muy buen estado la interesante iglesia románica, que posee una inscripción en su parte externa que la data en la primera mitad del siglo XII. Un factor que contribuye a embellecer más el lugar es el hecho de que las calles, aunque bien cuidadas, no se encuentran asfaltadas sino cubiertas por un bello manto verde.

El día que visité el pueblo mostraba éste la animación típica de los días de Semana Santa. Me comentan que, aparte de los propietarios de la casa rural, hay alguna persona que vive más de continuo y que los habitantes y allegados están muy implicados en el adecentamiento del pueblo e incluso están presionando para que los propietarios que aún no han arreglado sus casas pongan en marcha su reforma. Según el INE, son 8 los habitantes de la localidad.
En definitiva, el abandono de Crespos forma parte del pasado y, ójala, no se reproduzca en el futuro.
Si quieres saber más sobre Crespos, puedes consultar el libro "Los pueblos del Silencio" o una página web interesante sobre el valle.


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