jueves, 27 de agosto de 2009

Estación de Lermilla-Quintanarruz

Entre las series de entradas más o menos habituales y posts de mayor profundidad iré integrando pequeñas cosillas que he ido acumulando los últimos meses y que creo que, aun siendo más humildes, merece la pena dedicarle unas palabrejas y alguna fotillo.

 
Hoy por ejemplo os pongo unas fotitos de uno de los muchos apeaderos que tuvo en tiempos el ferrocarril Santander-Mediterráneo, en concreto la estación de Lermilla-Quintanarruz.

Como era habitual en este trazado, en lugar de situar estaciones en todos los pueblos, si estaban más o menos cerca se edificaban a medio camino entre los mismos, para economizar. En todo caso, esta estación está bastante más cerca de Lermilla.
También es nota común, salvo en los escasos ejemplos en los que se les ha encontrado otro destino, el que el estado de los edificios sea lamentable.
 

Sin embargo, esta estación tiene una peculiaridad de la que no pueden presumir muchas otras. Vemos que al otro lado de los edificios existe todavía un gran depósito metálico, que nos recuerda lejanamente a los que hemos visto en algunas películas del oeste americano.

 

Se trata efectivamente de un "depósito de aguadas", destinado a recargar el agua de las máquinas de vapor. Estos depósitos estaban situados sólo en algunas estaciones muy concretas (tres en el trazado norteño burgalés). De hecho, incluso había un oficio específico denominado "mozo de aguadas" que consistía en mantener el depósito y pozo auxiliar con el líquido elemento. Si sigue aquí seguramente es porque a nadie le compense el esfuerzo de desmontárselo y llevárselo.

Aprovechamos el viaje para acercarnos al diminuto lugar de Lermilla, que sin embargo sorprende por su vitalidad pese a tener sólo 10 habitantes censados. En la foto, un pequeño parque-aparcamiento habilitado, en el que las mesas están hechas con las traviesas de ferrocarril (es muy frecuente en todo el trazado el uso por parte de los vecinos de este material).

miércoles, 26 de agosto de 2009

Regreso a los pueblos de silencio: Presillas de Bricia

Pues sí, efectivamente este pueblo que a muchos sonará por su afamada iglesia rupestre también figura entre los pueblos deshabitados citados por Elías Rubio. De hecho, a día de hoy de los cuatros pueblos de este ramal de Bricia tan sólo Lomas de Villamediana cuenta con población estable.


Dado que la visita la realicé en pleno verano, el pequeño lugar presentaba una ficticia actividad. Como es habitual varias casas se encontraban en buen estado, pero nada hace pensar que se usen más allá de periodos vacacionales.

 

Algunos de los edificios tienen la peculiaridad de encontrarse adosados a la roca y es tónica general el empleo de sillarejo de piedra arenisca.




La alargada iglesia presenta un tejado recientemente remozado. Al fondo los bosques cada vez más cerrados, compuestos fundamentalmente de roble albar (en verdad, nos encontramos en las cercanías del extenso Monte Hijedo).


 
La iglesia rupestre merece una entrada parte, que abordaremos en un próximo post.

jueves, 20 de agosto de 2009

Ruta de senderismo: El Pico Humión

Puedes consultar una ruta alternativa al Humión y más actualizada en este artículo.

Retomamos las descripciones de mis antiguas rutas de senderismo con la correspondiente al ascenso al pico Humión, punto culminante de los montes Obarenes con sus 1434 metros.
Dificultad: Alta
Orientabilidad: media
Belleza: Normal
Tiempo: 6 horas.

Situación.
El pico Humión está situado en el corazón de los Montes Obarenes, al Noreste de la provincia de Burgos entre el Valle de Tobalina y La Bureba. Para llegar desde Burgos hay que salir por la N-I y tras pasar por Briviesca desviarse en Calzada de Bureba en dirección a Busto de Bureba y el portillo del Busto. En el descenso del Puerto encontramos un cruce que hay que tomar hacia la derecha en dirección a Cubilla, punto de partida de la Ruta.

Puntos de Interés
El entorno del pueblo de Cubilla con sus paisajes y ganado vacuno. El pico Humión, con sus 1434 metros representa el punto más alto de los montes Obarenes (declarados recientemente parque natural) y desde el mismo se tienen una espléndidas vistas del valle de Tobalina así como de todo el sistema de los Montes Obarenes. El contraste entre las zonas de bosque húmedo y mediterráneo. Los restos de la calzada napoleónica.

Descripción de la Ruta

El pueblo de Cubilla, punto de partida de la ruta, no tiene especial interés aunque se observan algunas casas restauradas. No obstante, la gran cantidad de ganado vacuno que se encuentra en los alrededores y los bonitos paisajes que lo rodean forman estampas muy gratas.
Abandonamos el pueblo por la calle paralela a la Iglesia. Enseguida vemos un abrevadero para el ganado que se deja a mano izquierda e inmediatamente tenemos un cruce en el que tenemos que tomar el camino ascendente a mano izquierda.
Unos metros más adelante encontramos un nuevo abrevadero con una fuente en la que calmar la sed. En estos momentos merece la pena darse la vuelta y contemplar el pueblo que queda a nuestros pies y las montañas que lo rodean.
Enseguida abandonamos el camino principal por una senda que asciende a mano derecha al lado de unos buenos ejemplares de fresno. Tras unos cuantos metros se alcanza un pequeño collado.

A partir de aquí los senderos se difuminan pero no es difícil orientarse. A mano izquierda tenemos una fuerte pendiente que hemos de afrontar resueltamente. En esta zona no hay arbolado y la vegetación se limita diferentes tipos de plantas de montaña. Subimos casi directamente aunque con una cierta tendencia a la mano izquierda. De este modo llegamos a la altura de un pequeño vallejo que sube desde el pueblo y que hemos de tomar en nuestra ascensión.

Tras un rato siguiendo esta canal, la misma acaba por difuminarse al llegar a una zona más o menos llana. El frente está ocupado por una línea de formaciones rocosas. Un poco a la izquierda observamos un espacio entre las mismas hacia el que nos dirigimos y tras atravesarlo tenemos la primera vista del valle de Tobalina. Ahora hemos de tomar la línea de cumbres hacia la izquierda en dirección al ya cercano Pico Humión.

En aproximadamente hora y media hemos alcanzado la cumbre. A Nuestro pies se contempla el valle de Tobalina. Con cultivos de cereal y atravesado por el río Ebro. En primer plano se encuentra la central Nuclear de santa Mª de Garoña, convertida prácticamente en una isla por un pronunciado meandro del río.
Poco más adelante se observa el comienzo del embalse y desfiladero del Sobrón. Al norte el valle termina en la sierra de Arcena y al fondo se pueden contemplar los relieves de la cordillera cantábrica.

Si volvemos la vista hacia el sur se observan las diferentes cumbres del sistema de los Montes Obarenes, un poco más adelante la Bureba y cerrando el horizonte las cumbres de la Demanda. A este y Oeste se puede ver la continuación del cordal de cumbres.

Tras contemplar las diferentes placas y marcas que existen en la cumbre continuamos en dirección oeste por la línea de cumbres. A mano derecha continuamos observando el valle de Tobalina mientras que a la izquierda aparece un precioso hayedo. Afrontamos el tramo más complejo del recorrido ya que hay que salvar una serie de bloques rocosos lo que nos obligará a emplear un mayor esfuerzo así como a extremar las precauciones.

Afortunadamente este tramo no es muy largo y poco después el paisaje se abre a unas praderas naturales cubiertas por miles de plantas de boj. Al final de la linea de cumbres se puede vislumbrar el perfil de la ciudad de Frías. Avanzamos en dicha dirección en un descenso que ya es claro, una buena referencia son la líneas de alta tensión que cruzan la línea de cumbres a unos dos kilómetros de distancia.

Paulatinamente el camino se va haciendo más pedregoso y la cantidad de arbustos perjudica el avance. Finalmente, y poco antes de alcanzar las líneas de alta tensión enlazamos con un camino que viene por la derecha y que avanza hacia las mismas.
A la alturas de las torres ya podemos observar en el fondo del valle situado a nuestra izquierda el pueblo de Valderrama, siguiente etapa del recorrido. El camino inicia un pronunciado descenso hacia el fondo del valle y, tras algunos cruces en los que resulta fácil orientarse se enlaza con la carretera que termina en el citado pueblo.

La localidad presenta muestras de una cierta vitalidad, probablemente influencia de la cercana Frías existiendo varias casas arregladas con gran eficacia. A lo largo del pueblo existen varias fuentes en las que saciar la sed. Especialmente una próxima a un antiguo lavadero. Atravesamos todo el pueblo en dirección a la plaza del mismo y se la abandona por un camino que nace a su izquierda al final de la misma.

Poco más adelante dejamos atrás las últimas casas del pueblo por un camino de concentración. Al cabo de unos cientos de metros hay que tomar una desviación a la izquierda hasta enlazar hacia la derecha con un camino más ancho que está previsto transformar en carretera. No obstante poco a poco el camino va estrechándose hasta convertirse en una bella senda de montaña. A nuestro lado discurre rodeado de vegetación el arroyo del Somo.

El camino va ascendiendo paulatinamente rodeado de bosque de ribera, aunque poco a poco el número de quejigos ve aumentando y en la parte alta el árbol predominante es el haya. A medida que avanzamos cada vez es más frecuente encontrar en el camino muestras de lo que parece un antigua empedrado, igualmente en los laterales del mismo a veces se observan paredes empedradas. Realmente estamos avanzando por una antigua calzada medieval arreglada posteriormente en época napoleónica que atravesaba los montes Obarenes en dirección a Frías. Entre Valderrama y Encío (localidad próxima a Pancorbo), se encuentran los tramos mejor conservados de la misma.

Tras una agradable ascensión, y tras pasar junto a unas fortificaciones relacionadas con la citada calzada alcanzamos el puerto del Somo. A la sombra de unos buenos ejemplares de haya podemos darnos la vuelta para contemplar el camino ascendido y ver al fondo del valle la silueta de la ciudad de Frías. Poco más adelante el paisaje cambia bruscamente hacia una pradera ocupada por el ganado. Rodeados de reses continuamos avanzando hasta enlazar con la carretera que conduce a Cubilla tras atravesar una valla para el ganado (cuidado que es eléctrica).

Es necesario continuar por la citada carretera hacia la izquierda en dirección ascendente. Ya reconocemos los bosques que rodean a la localidad de Cubilla pero aún nos espera un paseo de poco más de media hora hasta alcanzar el punto donde dejamos nuestro vehículo.

Comentarios

Esta descripción fue escrita poco después de realizar la ruta por lo que se puede apreciar un alto nivel de detalle. La ruta se realizó en a finales de Junio del año 2001. Este mes y el anterior fueron especialmente calurosos lo que provocó una gran sequedad. Posiblemente si el senderista puede realizar la ruta en un periodo más húmedo encuentre nuevos alicientes a la misma.
La ruta realizada corresponde a la publicada en el Tomo II de los libros de senderismo de Enrique del Rivero. No os pongo ruta en wikiloc ya que la debería hacer a mano y aún así no garantizo que correspondiera siquiera aproximadamente a la real. En wikiloc existen rutas de ascenso al Humión desde Cubilla que plantean un recorrido total algo más corto.

miércoles, 19 de agosto de 2009

El año de la gripe y otros relatos burgaleses

Volvemos una vez más sobre los pasos de Elías Rubio, para hacer una breve mención a este libro, un tanto diferente del resto de su bibliografía, al ser fundamentalmente un relato de ficción.
Tomando, no obstante, como base las historias rurales y reales recopiladas en sus anteriores trabajos, especialmente en los dos tomos de "Burgos en el Recuerdo" el autor desarrolla una serie de historias que, aun siendo de ficción, seguramente resultaron similares a las equivalentes reales.
El hecho de tratarse de un texto novelado lo hace sin duda más "digerible" para el lector medio, si bien no aporta más información que lo que podemos leer en el resto de sus libros.
No obstante en las últimas páginas la publicación toma un giro inesperado hacia el espítiru de "arqueología etnográfica" que tanto caracteriza al autor. Se trata en concreto de un estudio de la posible ruta que pudo seguir Juana la Loca por la provincia Burgalesa en su alucinante viaje con el cadaver de Felipe el Hermoso.