jueves, 28 de enero de 2010

Arquitectura del Agua

Si tenemos que escoger un patrimonio construido especialmente ignorado en nuestra tierra una buena opción serían nuestras añejas, abundantes y variadas fuentes.
 
Así lo entendió Elías Rubio hace ya unos cuantos años cuando se decidió a publicar un libro en el que se catalogan gran numero de estas humildes construcciones, no sólo desde el punto de vista artístico o arquitectónico, sino también histórico y cultural. En definitiva uno más de sus interesantes escritos, cuya exploración dejo para el lector.








He aquí un desglose de capítulos:

El agua y la fuente
Toponimia de las fuentes
Las fuentes en las ordenanzas
Insólitas fuentes
Las fuentes en los caminos
Fuentes de los peregrinos
Fuentes bajo la estela de Roma
Fuentes medievales
Fuentes conventuales
Fuentes ornamentales
Algunos conjuntos de interés
Fuentes populares
Fuentes minero-medicinales


Como para muestra bien vale un botón, muestro aquí las dos fuentes del pueblo de Riocerezo, ambas del tipo capilleta de tradición medieval.
Como ambas están situadas junto a templos, y junto a los templos (o incluso debajo de los mismos) han existido tradicionalmente enterramientos, se llegó a popularizar cierta copla poco amable para el lugar:
 
"Si vas a Riocerezo,
no bebas agua
que baja de los muertos
y es cosa mala".


Creencia a todas luces injusta pues el agua está bien rica, como todas las de la zona.
 
Nos vamos a detener un poco sobre la fuente que aparece en la segunda imagen, que es conocida como "Fuente del Querer". Esta denominación recoge una de las principales funciones de las fuentes en el pasado, como lugares de reunión de la juventud del pueblo.
 
Como vemos, la cruz es un símbolo muy habitualmente incluido en la configuración de las fuentes, como medio para purificar las fuerzas telúricas que tradicionalmente se han asociado con manantiales y corrientes de agua.
Llama también la atención la pequeña rueda que aparece en el cumbral. Incluye una flor "hexapétala", que se ha venido vinculando con una antigua representación simbólica de la Virgen María.

miércoles, 27 de enero de 2010

Una reflexión sobre la despoblación de nuestro medio rural

Recogidas algunas noticias sin aparente conexión entre sí me apetecía escribir unas palabras sobre el problema de la despoblación en el medio rural en general y en Burgos en particular. No entraré aquí en cifras, que serán objeto de una futura entrada.

Lo primero, cabría preguntarse sobre la gran diferencia entre “hablar de despoblación” y “luchar contra la despoblación”. Desde luego son múltiples las comparecencias, documentos, reflexiones, estrategias, programas, planes, informes, propuestas o similares. Sí, se habla mucho de despoblación pero, al menos de momento, es muy poco lo que se hace.

Por otro lado, las inversiones de cierto peso se siguen planteando allí donde son más rentables económicamente sin considerar un factor compensatorio para los lugares de baja densidad. Antes al contrario, es más “rentable” tener contenta a una población de 5000 o 10000 habitantes que a una de 50 o 100.
Dicho de otro modo, se favorece a zonas que antes estuvieron bien y ahora no están tan bien (por ejemplo el Bierzo), que zonas en las que nunca se disfrutó de un bienestar. Lo que ocurre es que como en todos los sitios cuecen habas, lo primero que vemos es que se priorizan las respuestas para los núcleos de mayor tamaño.

Incluso aun creyéndonos los planes para el futuro, las iniciativas que se piensan poner en marcha van en esencia por el mismo camino. Lo más fundamental pasa, de acuerdo con las mismas, en fortalecer los centro comarcales, que arrastrarán en todo caso a los núcleos más próximos en su desarrollo.

Para los Ayuntamientos, se dice que se integren, que no tienen sentido Ayuntamientos de menos de 100 habitantes, que eso será mejor para los ciudadanos, etc, etc, etc y yo digo: JA. ¡Que fácil es soltar eso y quedarse tan tranquilo!. Los que realmente conocemos los pequeños pueblos sabemos qué es lo que pasa cuando se deja de tener Ayuntamiento propio y la envidia que nos dan los pueblos que decidieron no seguir ese camino, ahogados de deudas, eso sí, pero con una vitalidad muy superior a la de las juntas vecinales.

Y pese a todo las administraciones presionan y presionan. Es casi imposible crear un nuevo Ayuntamientos desgajados de uno anterior, a no ser que se justifiquen unos ingresos millonarios, y la Juntas Vecinales deben administrar todos los servicios deficitarios y casi ninguno de los que dan beneficios (salvo los que implican sobreexplotar sus propios recursos naturales). Las cabeceras de Ayuntamiento solo sueltan la guita una vez que se han asegurado su propio lugar de privilegio.

Y es que la realidad, es triste reconocerlo, es que no se lucha contra la despoblación de los pequeños pueblos, sino que antes al contrario se estimula su desaparición, en aras de una supuesta rentabilidad, optimización y racionalidad (que por cierto no se tiene en cuenta para otras prioridades minoritarias).

Nadie quiere reconocer que este camino nos lleva a la desaparición de docenas y docenas de pueblos dejando sólo espacio, tal vez, para aquellos pequeños lugares que tengan algo original que ofrecer: una iglesia, un paraje natural... Y con ellos se irá su patrimonio, su cultura, y con el tiempo incluso su nombre.

De momento nuestro marcado carácter de apego a la tierra logra hacer aguantar a la mayoría de ellos, gracias entre otras cosas al “empadronamiento de la nostalgia”, pero no quiero pensar que ocurrirá cuando los últimos nacidos en los pueblos, aquellos que en su momento emigraron y ahora regresan, aunque sólo sea en verano; desaparezcan.

En otro contexto, hace unas semanas decía el jefe de la jefatura de Tráfico de Cantabria que “por el Escudo ya sólo circulan los románticos”. A esto estamos llegando, las carreteras sólo tienen sentido para llegar, lo antes posible, de una ciudad a otra. Me temo que para muchos el medio rural es ya simplemente aquello que se atraviesa para ir de una ciudad a otra.

Y lo peor de todo es que estoy seguro de que llegará el momento en que la sociedad se dará cuenta, probablemente tarde, de la enorme pérdida que supone renunciar a nuestros pequeños pueblos. Tal vez realmente no compense (aunque a todos se nos ocurren gastos mucho más superfluos) pero no podremos nunca presumir de ser un país avanzado cuando esto se produce ante nuestros ojos sin que se haga prácticamente nada.

jueves, 21 de enero de 2010

Cumplimos un añito

Hoy hace un año que empezaba la andadura de este humilde blog. Han sido casi 200 entradas (un ritmo bestial que me sorprende a mí mismo) y más de 25000 visitas. Desde luego más de lo que esperaba en un principio.

No sé hasta donde llegaré, pero esperemos que durante este año pueda seguir publicando cosas que os parezcan interesantes y que haya cada vez más lectores y cada vez más participativos; y sobre todo cada vez más interesados en nuestra tierra y en nuestros pueblos.

A los lectores actuales, Muchas Gracias. Va por vosotros.

martes, 19 de enero de 2010

La calzada romana de Italia en Hispania

En lo referente a los restos romanos en general, y en concreto a las calzadas romanas en particular, tenemos tres formas de identificarlos: la aparición de restos directos o asociados, la existencia de documentación directa o indirecta y la tradición oral y topónimos locales.
 
En una situación ideal, se contará con las tres fuentes de información simultáneamente o una llevará a la otra, pero lo más habitual es que los lugares conocidos como caminos romanos o puentes romanos no sean tales aunque muchas veces estén construidos siguiendo el trazado de antiguas vías imperiales.

No ocurres así con la vía denominada "De Italia a Hispania", cuyo trazado y restos fueron sacados a la luz por un trabajo de Issac Moreno publicado en 2001, de título "Descripción de la vía romana de Italia a Hispania en las Provincias de Burgos y Palencia", editado por las Diputaciones de ambas provincias.


El libro no sólo nos descubre el trazado y los restos existentes (limitados generalmente a los terraplenes que servían como base, ya que los años y el trasiego han desfigurado la superficie), sino que también nos arroja luz sobre la pericia e inteligencia de los ingenieros romanos.
 
Así, con frecuencia las calzadas discurren por las parameras, lo que reduce el número de pendientes y corrientes de agua a superar pero siempre considerando las opciones con un trazado más corto. Esto no sólo redundaba en una mayor facilidad de construcción, sino también, y esto es un factor aún más importante, en un menor coste de mantenimiento.

 
El trazado aproximado en nuestra provincia se inicia en las cercanías de cerezo de Río Tirón (Segisamunculum) y desde ahí gira al noroeste en dirección a Briviesca (Virovesca). Desde aquí sigue el trazado de las vías actuales hasta las cercanías del puerto de la Brújula. Desde este punto enlaza hasta la carretera de Poza en Hurones para acercarse hasta Burgos y realizar su último trayecto siempre en las cercanías de la N-120, pasando por Tardajos (Deobrigula) y Sasamón (Segisamone, centro de operaciones del ejército durante las guerras cántabras).



Si exceptuamos algunos pequeños lienzos y trincheras, los tramos mejor conservados son los correspondientes a los trayectos Cerezo de Rio Tirón-Briviesca y Alto de la Brújula-Hurones (aproximadamente), lo cual es lógico pues son precisamente los tramos que no han sido utilizados como vías por las civilizaciones posteriores. Resulta curioso que buena parte de ambos trazados hayan permanecido en el acervo popular hasta la actualidad con la denominación de "camino de los romanos"

En cuanto al primero, no sólo ha sido acondicionado sino que cada año, a principio de Junio, se lleva a cabo un Encuentro en el que se recorre el trayecto y en el que parte de los participantes se animan a llevarlo a cabo con trajes de época.
Por lo que se refiere al segundo, al que corresponden las imágenes del post, también ha sido señalizado gracias a un proyecto del Ayuntamiento de Quintanapalla con el apoyo de otras instituciones.

lunes, 18 de enero de 2010

Regreso a los pueblos del Silencio: Busnela

El pequeño post de hoy va dedicado a este pueblo deshabitado situado en el curso alto del río Nela. De hecho el lugar puede servir como base para una interesante ruta de senderismo en busca de su nacimiento. Para llegar al pueblo deberemos tomar la carretera que remonta el curso de agua desde Santelices, en la Merindad de Valdeporres.

El núcleo actual muestra un número muy reducido de casas de inspiración claramente montañesa, en un entorno verde típico de nuestros valles norteños. La iglesia denota una reciente restauración.


El entorno de la fuente-lavadero también aparece cuidado.

La mayoría de las escasa construcciones denotan una reforma para el turismo ocasional, aunque aún existen algunas en ruina o semiruina. La primera foto corresponde a la antigua escuela.



Al lado de la iglesia un pequeño tejo, vestigio de costumbres y ritos ancestrales.



En la carretera de acceso al pueblo podemos descubrir un dolmen de importante tamaño, si bien podemos llegar a pasar de largo sin darnos cuenta debido a que aprovecha en parte las rocas existentes en el espacio en que se levanta. De hecho algunos expertos dudan de si realmente se trata de un dolmen.

Según el libro "Los pueblos del silencio", el despoblamiento como tal del pueblo tuvo lugar en 1987, tras un periodo de nueve años en el que dos hermanos fueron los moradores de la única casa abierta del pueblo. De nada sirvió el tener a menos de cuatro kilómetros dos estaciones de tren: la de Feve y la del Santander-Mediterráneo.

viernes, 15 de enero de 2010

Este fin de Semana, San Antón

Una de las primeras festividades del año, San Antonio Abad que, curiosamente nunca tuvo tal cargo ni por cierto en su biografía se descubre ninguna relación especial con los animales.

Las fiestas de la provincia que más destacan en relación con este Santo son las de Castrojeriz, que celebra el acto en las famosas ruinas del convento homónimo, las de Villafranca Montes de Oca, las recuperadas de Lerma (incluyendo la peculiar costumbre de rodar la naranja por parte de los niños) sobre todo, por su peculiaridad, las de Milagros, conocida como "Manda" o subasta de de San Antón, que parece tener su origen en donaciones de patas y orejas que hacían los vecinos al santo para pedir por la salud de su cabaña.

Hoy muchas de las peculiaridades de estas fiestas se han perdido, así como anteriores celebraciones en lugares como Baños de Valdearados, San Juan del Monte, Llano de Bureba o el Valle de Valdelucio. Con la perspectiva actual nos puede sorprender la antigua concentración de festividades en el invierno, pero debemos de comprender que en el pasado era una de las pocas épocas en las que el duro trabajo del campo dejaba un respiro. Hoy, tan sólo localidades con cierto peso han logrado mantener la tradición más o menos íntegra.
Para una perspectiva más amplia podéis leer este antiguo artículo de la Revista de Folklore, que presta atención también a las mucho más conocidas fiestas de la Capital.

(foto: Diario de Burgos)

jueves, 14 de enero de 2010

Dehesa de Quintanapalla


A medio camino entre los pueblos de Riocerezo y Quintanapalla, pero perteneciendo a este último, aún puede contemplarse un inusual robledal en lo más alto del páramo, vestigio de una vegetación muy diferente a la actual.

Esta mancha es el último bosque adehesado de roble pubescente y fresno que ha sobrevivido en la franja central de la provincia de Burgos.
 
Con un poco de esfuerzo podremos imaginarnos el bosque que hasta la edad media cubría buena parte de los valles medios del Arlanzón y el Vena.
 
El rodal, que aún se sigue usando como deshesa boyal, comprende 50 hectáreas cercadas en su totalidad. Tal vez este vallado y su uso ha sido el que ha permitido que llegue hasta nuestros días.
 
La especie predominante es el roble hibridado con el quejigo (quercurs pubescens). Entre los ejemplares existe uno denominado “roble gordo”; para el que se estima una edad de unos 500 años. También pueden localizarse buenos ejemplares de fresno.
 
Muy cercano a este punto se encuentra el cerrado bosquete de Las Mijaradas (junto al actual campo de golf), antigua explotación ganadera.
 
En este lugar, cuya denominación parece derivar de "miliario", (una antigua calzada pasa prácticamente a su vera) también se encuentran ejemplares de Quercus Robur.

miércoles, 13 de enero de 2010

Humildes rastros del Medievo

No es este un blog de historia, primero porque no es el principal interés del mismo y segundo porque no soy historiador y asumo que meterme en estos fregados implica aceptar la aparición de numerosos errores. No obstante, hablar de Burgos sin hablar de su historia se hace poco menos que imposible.

Ya sabemos todos que Burgos tiene muchos pueblos. En realidad, no existe un listado fijo de lugares, toda vez que muchas veces es complicado discernir cuándo estamos ante un barrio o una granja. Algunas estimaciones hablan de unos 1200.

Esta situación, sin parangón en nuestro país, tiene su origen en el proceso repoblador de la Alta Edad Media cuando, para animar a los temerosos foramontanos a regresar desde las montañas, se concedía acceso más o menos libre a la tierra. Así, nacieron pueblos libres o de realengo (que dependían sólamente del rey), lugares de abadengo (dependientes de un monasterio) y lugares de señorío (dependientes de un señor laico).
Inicialmente, estos lugares distaban entre sí alrededor de uno o dos kilómetros, distancia que se consideraba óptima para el desplazamiento diario a pie a los campos de cultivo. En cada núcleo vivía apenas un grupo de familias. En definitiva, que aunque nuestro número de pueblos nos pueda parecer alto, hacia el siglo XI era considerablemente superior. De hecho, aún hoy encontramos zonas en las que existen pueblos a poco más de 500 metros entre sí.

Con el tiempo, se fue desarrollando un progresivo proceso de abandono de lugares y de concentración en los núcleos más importantes; proceso favorecido (y muchas veces obligado) desde los lugares anexos de señorío o de abadengo para acceder a los terrenos que quedaran libres por la desaparición de una determinada localidad.

Una apasionante tarea a la que se han dedicado numerosos historiadores ha sido la de identificar la ubicación de estos antiguos asentamientos, labor prácticamente arqueológica, y que tiene como pilar fundamental el análisis del contenido del libro Becerro de las Behetrías. Es éste una especie de censo elaborado en el siglo XIV en el que ya figuran muchos lugares como despoblados, y otros aún poblados que no han llegado hasta nuestros días.

La toponimia, la tradición oral y la aparición de restos de edificaciones son otras de las herramientas usadas en esta auténtica investigación. Un referente en estos trabajos es el libro "Pueblos y alfoces Burgaleses de la repoblación", de Gonzalo Martínez Diez. Pero, a nivel más concreto, resulta instructivo consultar algunos capítulos del denso trabajo "Villa, señorío, merindad: Solduengo, San Salvador de Oña, La Bureba (siglos XI y XIV)" de Jaime Barrio.

Os traigo aquí un par de ejemplos que no son ni más ni menos interesantes ni representativos que otros. El primero se refiere a la localidad de Celadilla Sotobrín, denominación que por si sola ya nos habla de dos antiguos pueblos; el primero se corresponde con el actual poblamiento, mientras que el segundo estuvo ubicado en el entorno de la actual ermita de Sotobrín, sita a unos dos kilómetros al norte del pueblo.
Esta situación, en que la antigua parroquial perdura convertida en ermita es muy común en nuestra tierra. Podríamos decir que la mayoría de ermitas situadas a una cierta distancia de los núcleos de población se corresponden con antiguos pueblos.

De acuerdo con Gonzalo Martínez, Sotobrín aparece citado por primera vez en un documento de 1142 como "Sollebrín" y ya en 1224 como "Sotlebrín", lo que podría derivar de Soto-de-Lebrín. Un tal Lebrín es citado en documentación del monasterio de San Juan de Sahagún en los años 1085 y 1088. Ya está despoblado en la época del Becerro de las Behetrías.

Es posible que los pequeños restos románicos que aún conserva el edificio sean de la época en la que aún ejercía como templo parroquial, correspondiendo las reformas posteriores ya a su uso como ermita. En la actualidad se sigue celebrando una romería el mes de julio, para lo cual existe una campa al efecto. En la imagen, uno de nuestros secos olmos, de los que ya quedan pocas muestras incluso en su versión inanimada.

Peor suerte, según se mire, tuvo Rahedo, cercano al pueblo de Tobes ahora denominado como Tobes y Rahedo. Este nombre que algunos quieren relacionar con un Rio Hayedo (poco factible por estos pagos) es citado ya en 1068 como "Raieto". Rahedo aparece con 13 vecinos en la documentación de 1587 y aún estaba poblado en 1785. Hasta hace unas décadas existió una ermita en el lugar, de la que hoy sólo quedan los basamentos y dentro de poco sólo, y tal vez, en la memoria.

Ambos lugares pertenecen al antiguo alfoz de Ubierna. Como dato, citaremos que mientras sólo existen 28 lugares actualmente en dicho alfoz, se han contabilizado hasta 44 despoblados antiguos.

lunes, 11 de enero de 2010

Vídeo sobre Peñaranda de Duero

Vídeo emitido en Agrosfera de RTVE. Pulsar sobre la imagen para acceder (el reportaje empieza aproximadamente en el minuto 35)