miércoles, 8 de julio de 2015

Ruta de senderismo: Montes de Pancorbo

Pancorbo es una localidad con un término municipal de considerable extensión, especialmente interesante en su parte norte, poco conocido más allá de su famoso e inevitable desfiladero. En la ruta de hoy intentaremos compensar esa carencia.

Dificultad: Media. Extensión tirando a larga. Desniveles muy llevaderos salvo el acceso a Santa Engracia.
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Media. En algunos puntos hay que estar muy atentos a la señalización; en general buena pero que podría empeorar en el futuro.
Belleza: Alta.
Tiempo y distancia: 5 horas (18 kilómetros)

 



Situación

Para el inicio de esta ruta decidimos no empezar desde Pancorbo; sino desde el pueblo de Encío. Para ello salimos de Burgos por la N-I hasta pasado Pancorbo. Hacia el final del desfiladero encontramos el desvío hacia Puentelarrá. En unos instantes alcanzamos Encío. Para acortar el trayecto decidimos seguir un poco por la pista que se dirige hacia Cubilla. Pasados unos 500 metros alcanzamos el nacimiento de un camino que se dirige hacia el pueblo semiabandonado de Obarenes. Tomamos el mismo y aparcamos en el primer ensanchamiento.
 
Puntos de Interés
 
Bosques mixtos: encina, quejigo, roble haya…Vistas de Pancorbo y de su desfiladero. Fuerte de Santa Engracia y panorámicas desde el mismo. Caballos losinos. Ermita de San Mamés.
 
Descripción de la Ruta
 
Empezamos a caminar dejando a nuestra derecha el muro de contención de la carretera. Según los expertos, esta pista es la heredera de una antigua calzada de época napoleónica; heredera a su vez de un camino medieval y, posiblemente, romano. Seguimos el camino algo maltratado, pero pronto encontramos una derivación que se introduce en el bosque del lado derecho.
 
Superamos con facilidad un vallado y empezamos a ganar altura suavemente por un bosque compuesto fundamentalmente de encinas. Tras unos centenares de metros llegamos a otra portezuela y nos incorporamos hacia la izquierda, a un camino carretero. Avanzamos ahora por un pinar. Tras otros centenares de metros, en una especie de collado, giramos hacia la derecha para acceder a un camino más ancho, pasando de nuevo a un tramo de bosque autóctono y siempre en ascenso.
 
No mucho más adelante encontramos una portilla a nuestra izquierda que hemos de atravesar (todos los cruces están señalizados) pasando de nuevo a un sendero. Vamos ganando altitud hasta llegar a una zona algo rocosa, aunque siempre cubierta de arbolado. Esta es una cota a unos 850 metros de altitud. Desde aquí descendemos bruscamente hasta tener un primer encuentro con las hayas. Nos situamos paralelos a una alambrada hasta alcanzar un nuevo paso.
 
Superado el mismo avanzamos por una especie de encajonamiento algo cerrado de vegetación pero pronto alcanzamos una amplia pista que seguimos hacia la izquierda, en claro descenso. Avanzamos por la misma mientras vemos cómo hacia la derecha aparece una ladera cubierta fundamentalmente de hayedo; mientras que hacia la izquierda tenemos un amplio pinar.
 
Ignorando todos los cruces que surgen ante nosotros, seguimos por la pista hasta que aparece entre nosotros el entorno del desfiladero de Pancorbo; aún algo alejado, por un área más bien desprovista de arbolado. Pasamos junto a un panel explicativo sobre el caballo losino; de hecho es fácil que a partir de aquí encontremos ejemplares, característicos por su color oscuro y su bajo alzado.
 
Superamos unas instalaciones de bombeo de agua y torres de comunicación y decidimos tomar el desvío que nos lleva hacia el mirador de Peña del Mazo (es aproximadamente un kilómetro entre ida y vuelta). Desde aquí tenemos muy buenas vistas de la garganta y de todas las vías de comunicación que la atraviesan. También de Pancorbo y de la llanura burebana que se abre detrás.
 
De vuelta a la pista iniciamos un brusco descenso que nos llevaría hasta Pancorbo. No obstante pronto tomamos una derivación hacia la derecha, camino de los señalizados restos del castillo de Santa Engracia. Es momento de un fuerte ascenso para ir superando los más de 200 metros de desnivel que nos separan del mismo.
 
Avanzamos por una zona desprovista de arbolado. A nuestra derecha vemos algunos ejemplares de caballo losino; más adelante localizamos una bonita área de amplias praderas destinadas a los mismos; gestionadas por el Ayuntamiento de Pancorbo que ha tomado papel protagonista en la conservación de esta raza milenaria. Justo en este punto termina la pista y el punto hasta el que se puede llegar con vehículo. Desde aquí aún hemos de ascender algo más hasta llegar a los restos de la fortaleza.
 
Empezamos a recorrer el alargado perfil del emplazamiento de época napoleónica, al que dedicamos un artículo independiente, adaptado a este verdadero nido de águilas inexpugnable. Mientras meditamos sobre cuál sería el aspecto del lugar en su época de esplendor, observamos las ampliar panorámicas que se observan en todas direcciones: la larga alineación de los Montes Obarenes, La Bureba… Una serie de pasarelas nos permiten ir accediendo hacia la parte oriental, pasando por el punto culminante en El Castillete (marcado con vértice geodésico). Al final nos encontramos sobre la vertical del pueblo de Pancorbo, cuatrocientos metros más abajo.
 
El descenso lo podemos efectuar por el mismo camino, pero también existe la posibilidad de acortar por un sendero un tanto precario. Para ello buscamos la parte inferior del Castillete caminando con cuidado por la inclinada pradera herbosa. Desde aquí una vereda nos encamina hacia una especie de arista que desciende con rapidez. Al final de una finca hemos de girar hacia la izquierda para buscar la pista.
 
Retrocedemos sobre nuestros pasos hasta el lugar en donde encontramos el panel explicativo sobre el caballo losino. Aquí nace un sendero hacia la izquierda que asciende por la ladera hasta llegar a un vallado y al borde del bosque. Pasamos una nueva portilla y entramos en el arbolado; mixto al principio pero pronto dominado por el hayedo.
 
Los siguientes kilómetros transitan por alargado y bello hayedo, prácticamente sin cambiar de altitud. Pasado un buen tramo alcanzamos una caudalosa y cristalina surgencia, la Fuente de la Dehesa, protegida por un vallado. A partir de este punto parece que el sendero se difumina. Bajamos paralelos al recién nacido arroyo y alcanzamos un sendero más ancho en el que retomamos nuestra dirección.
 
La nueva senda presenta algunos puntos embarrados. Pasado aproximadamente un kilómetro tomamos un desvío señalizado en el lado derecho. Al poco entramos en una especie de vallejo por el que vamos descendiendo. En unos minutos encontramos una derivación por la que podemos ascender, tras un pequeño esfuerzo, hasta la antigua ermita de San Mamés. De origen altomedieval y parte de la construcción románica, se aprovechó de una elevada peña tobácea para su construcción. En la parte superior se identifican algunas tumbas y hay vistas del entorno.
 
Después de descender hasta el último cruce seguimos bajando por el vallejo. Dejamos a un lado un nuevo manantial y llegamos a una nueva portilla ganadera en donde el bosque se hace menos espeso. Al otro lado encontramos un camino en donde giramos a la derecha y pronto localizamos una ancha pista en la que torcemos hacia la izquierda.
 
Pasamos junto a un área recreativa con mesas y fuente y llegamos a un cruce en el que torcemos hacia la derecha (hacia la izquierda podríamos acceder, en algo menos de dos kilómetros, hasta los restos del antiguo Monasterio de Nuestra Señora de Obarenes). Tras nuestra última maniobra hemos entrado en el bonito barranco del río Llosa o de La Galera. En el mismo encontramos gran variedad vegetal, destacando especialmente unos altos ejemplares de fresno.
 
La impresión general sólo se ve un tanto afeada por caminar por un camino relativamente ancho. Sorprendentemente el cantarín torrente desaparece sin saber muy bien porqué, posiblemente al pasar a un tramo subterráneo. Caminamos por el barranco unos dos kilómetros hasta alcanzar sin mayores novedades el punto en donde dejamos el vehículo.
 
Comentarios
 
En esta ruta se combinan tramos de diversos senderos de pequeño recorrido integrados en la red de itinerarios del Parque Natural Montes Obarenes –San Zadornil: SL.BU-90, Sendero de Encío y PRC-BU-89, Sendero de Encío. La señalización en el momento de realizar el trayecto era bastante buena, pero ello no impide que haya que estar atentos a los cruces.
 
La ruta se podría haber empezado en el pueblo de Encío, lo que habría sumado un kilómetro adicional. En todo caso en este pueblo merece la pena ascender hasta la iglesia San Cosme y San Damián. También se puede empezar desde Pancorbo, aunque ello aumente el desnivel global del trayecto. Finalmente existe la posibilidad de integrar el acceso al pueblo de Obarenes con su arruinado monasterio; opción en en este caso hemos dejado para mejor ocasión.
 
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Track del recorrido (pulsa en el círculo verde para más información)






Vídeo con imágenes del recorrido


2 comentarios:

Abilio Estefanía dijo...

Hola Montacedo, no creo que haya variado mucho, porque yo estuve haciendola muy parecida en primavera y si que coincide. Además al declarar Parque natural aesta zona, han puesto muchas indicaciones de PR y vamos es muy dificil perderse.

Un abrazo
el lio de Abi

Montacedo dijo...

Gracias por el apunte.