viernes, 9 de abril de 2021

El Canal de Castilla en Burgos

El Canal de Castilla apenas roza la provincia Burgalesa (apenas 10 kilómetros) pero en los mismos se concentra buena parte de la esencia de esta malograda obra, hoy cargada de nostalgia.
 
Apenas internado en territorio burgalés, llega el canal a la esclusa que hace el número 14 de su recorrido, siendo una de las mejor conservadas. Fue construida hacia 1770 y aquí la observamos en todo su esplendor, al encontrarse cerrada para alimentar el canal de riego aledaño.
 
 

Vista al norte.

 

Vista al sur. Se aprecian perfectamente los caminos de sirga, hoy trasegados por ciclistas y andarines. En la parte inferior derecha la plataforma de parada del barco que recorre el canal.

 
 
A la altura de la esclusa. Un bonito puente. No debemos olvidar que todas estas construcciones datan de mediados del siglo XVIII y muchas de ellas están construidas con excelente sillería.
 

El puente de servicio y la casa del esclusero, que fue rehabilitada en principio para ser usada como centro de recepción de Visitantes, proyecto que según parece ha quedado a medias.


Una foto del edificio de hacia 1930.



Anexo a la casa del esclusero hay edificio que originalmente funcionó como molino maquilero y luego como pequeña central hidroeléctrica, un bello ejemplo de nuestro patrimonio industrial que merecería más atención.

Unos cuantos kilómetros más adelante, en el punto en el que la antigua N-120 cruza el Canal de Castilla nos encontramos con el excelente puente de Carrecalzada.


 
Este puente sirve de acceso al embarcadero del barco que recorre el la parte burgalesa del canal, bautizado como San Carlos de Abánades. Al lado tenemos un edificio que ha sido habilitado como centro de turismo rural y también da servicio de bar.
 


 
Aproximadamente a un kilómetro de Carrecalzada se encuentra el puente-Acueducto de Abánades, que con sus cinco arcadas es, probablemente la más espectacular de las obras del Canal de Castilla, y permite al cauce salvar las aguas del rio Valdavia. 
 
Se necesitaron cinco años, de 1775 a 1780, para construirlo. Los sillares de piedra fueron labrados a mano uno por uno y colocados con poleas de madera.


así lo describía Jovellanos en 1791:
"el famoso puente-acueducto es de cinco ojos, de treinta y séis pies de luz; todo él tendrá una altura de cintuenta piés y como trescientas varas de largo, incluidas las aletas antes y después de él [...] hay unos diques de tres mil varas de largo [...] se han hecho con la mayor economía, conduciendo en barcos la tierra sacada de la cuesta de cenizales"


El proyecto lo diseñó el arquitecto Fernando de Ulloa.



El barco San Carlos de Abánades (que toma su nombre de un poblado que se creó ex profeso al lado del acueducto) también se acerca hasta esta obra ingenieríl, tal y como vemos en esta foto.


1 comentario:

Abilio Estefanía dijo...

Hola Montacedo, siempre me admira esta obra de ingenieria del Canal de Castilla y las esclusas de Frómista me parecen el no va mas para salvar ese desnivel, teniendo en cuenta de que son de hace doscientos cincuenta años.
No me parece mala idea de que lo utilicen para el turismo, ya que es una forma de sacarle un rendimiento y de que se mantengan.

Un abrazo