jueves, 21 de julio de 2011

Árboles singulares: El roble Matapuerco o de La Cerrada

Con la única referencia de haber leído sobre el roble "Matapuerco" en el libro Una Mirada Natural, pregunté al personal de la Casa del Parque Lagunas de Neila sobre este Roble. Tras pensarlo un poco me informaron que no podía ser otro más que el que se encuentra junto al paraje de La Cerrada (pequeño desfiladero que afronta el río Najerilla antes de entrar en La Rioja), muy cercano a la carretera y al refugio de forma cónica que recibe este mismo nombre (La Cerrada), y a docenas de metros del límite con La Rioja.



Por la luz, las fotos no son muy buenas.


Calculo un perímetro de tronco de entre seis y siete metros.


Con el infiltrado se aprecia algo mejor.


No aparece ni en la publicación de Cesar Javier Palacios ni en el catálogo de especímenes singulares de la Junta de Castilla y León.

lunes, 18 de julio de 2011

San Clemente del Valle: Homenaje al desastre y al feísmo del patrimonio

No hace demasiado que leía en el blog "Crónica Verde" acerca de la I Bienal Desartes Rurales, una aproximación desde lo cultural al feísmo que se ha adueñado de muchos rincones de nuestros pueblos en favor de la pura funcionalidad.

Y me venía esta curiosa iniciativa a la mente cuando el otro día me dió por acercarme al reducidísmo lugar de San Clemente del Valle. Su escaso caserío es todo un muestrario por descubrir y, todo sea dicho, probablemente los vecinos sean los menos culpables de la situación, intentando mantener un mínimo de estética ante el olvido de las administraciones. Y el sumum lo tenemos en la iglesia de Santa Columba. Para muestra unas pocas imágenes.

Perspectiva concentrada desde el norte. El ábside y la nave están sobrelevados de sus muros de piedra mediante un "original" entramado de adobe y vigas. Se ha reaprovechado buena parte para hacer una especie de aprisco. Torre rematada en cemento en la que puede faltar la campana ladeada.


Vista más cercana del ábside. La posible armonía se rompe en pedazos con el añadido superior.


¿Se necesita más luz?. Pues se abre una ventana.


Acceso mediante portada renacentista, muy deteriorada.


"innovador" remate con ladrillo.


Espadaña muy desgastada y a punto de caer.


Adosada a la espadaña, torre cementada en "armoniosa" combinación.

viernes, 15 de julio de 2011

Regreso a los pueblos del Silencio: Pradilla de Belorado

Entre los pueblos de Fresneda de la Sierra (Burgos) y Valgañón (La Rioja) se encuentra un puerto de montaña que permite disfrutar de bellas vistas de esta parte de la Sierra de la Demanda así como servir de punto de acceso al cordal norte de la misma.


Este alto recibe el nombre de alto de Pradilla, y ello es debido al hecho de que muy cerca de la cima se encuentran los vestigios de los que fué el pueblo de Pradilla (en sus últimos tiempos conocida por Pradilla de Belorado). Hoy apenas se vislumbran un par de casas convertidas en naves ganaderas.

Aunque bien es cierto que no pude verlo en detalle. Un vallado protegido por poco amistosos mastines (otra vez la misma historia) me estimuló poco a seguir la exploración.

A mediados del siglo XX el pueblo empezó a sentir el azote de la despoblación. La pujanza del cercano pueblo de Fresneda atraía poco a poco a los vecinos. Adicionalmente se fué fraguando una enemistad con dicho pueblo con motivo de la propiedad de unos montes comunales.

Dos hechos vinieron a acelerar el proceso de abandono del pueblo, ambos a mediados de los sesenta: el incendio de varias casas y el hundimiento de la bóveda de la humilde iglesia de San Esteban. El fin oficial del pueblo vendría en 1969, con el original acto de compra de Pradilla por parte de Fresneda, que se estableció en dos millones y medio de pesetas.

Pese al despoblamiento del lugar, la iglesia fue reconstruida. En 1991, más de veinte años después de abandonado el pueblo, se celebró una boda en el lugar, pues la novia era nacida en Pradilla.

Cada año los antiguos vecinos celebran una misa y una comida en común en su entorno, generalmente en agosto.

para saber más puedes consultar el libro "Los pueblos del Silencio" de Elías Rubio o leer esta página.
 

miércoles, 13 de julio de 2011

Regreso a los pueblos del Silencio: Haedillo

Entre mi agenda de viaje estaba el acceder desde Villamudria a otro pueblo del Silencio: Ahedillo o Haedillo. De hecho la nave ganadera que marca la ubicación de este pueblo se ve desde el roble Escarcio (ver flecha roja).



No existe carretera desde Villamudria. Para acceder deberemos buscar el camino que, dejando a un lado la derruida iglesia, discurre paralelo al incipiente río Oca y que pasados unos dos kilómetros remonta por la ladera izquierda para llegar a Haedillo, dejándonos en el camino bellas estampas.



Aquí tenemos la nave de la explotación ganadera en que se transformó el pueblo tras su abandono. Afortunadamente no había perros en lontananza.


Algunas de las casas que se conservan.


El entorno es ciertamente bello. En la última postal vemos el pico Trigaza y Villamudria.


Aquí os pongo la ruta, con ida pasando junto al roble Escarcio y vuelta por el camino, son unos 5 km en total.


martes, 12 de julio de 2011

Árboles singulares: El roble Escarcio

Pues continuamos nuestro recorrido por la falda norte de la demanda burgalesa para hacer una nueva parada en el pueblo de Villamudria, al que no iba desde los tiempos en los que hice una ruta de senderismo por la zona.

Las casas están más recuperadas y conservan ese peculiar entramado de madera, pero en cierto modo se ha perdido el encanto del lugar (igual es porque entonces yo era más joven y más idealista).



Pero el verdadero objetivo era acercarse al roble Escarcio, otro más de los recogidos en el listado de árboles protegidos por la Junta de Castilla y León.

Su localización es sencilla. Cuando llegamos al pueblo nos encontramos con una pequeña hilera de casas de frente, en donde dejamos el coche. La bordeamos por su lado izquierdo y tomamos el primer camino que sigue en la misma dirección que traía la carretera. Como a unos quinientos metros se observa una placinie desprovista de arbolado y el árbol en cuestión. Para llegar a la misma simplemente deberemos tomar el camino derecho en la única bifurcación que nos encontramos (aquí la foto georeferenciada en panoramio para ponerlo más fácil).

Y a medida que nos acercamos al árbol, además de admirar su tamaño, nos preguntaremos porqué no ha sido talado (ni siquiera podado) y se ha quedado aislado en su entorno. De hecho es bastante probable que esta planicie se cultivase hasta hace relativamente poco.


Tampoco Cesar Javier Palacios, en su libro "Árboles singulares de Burgos", supo recoger la razón de la peculiaridad del árbol. Evidentemente en las décadas del siglo XX el árbol ha sido querido y conocido por todos los vecinos, su sombra utilizada en verano y sus gruesas bellotas recogidas. Se cuenta que su hueco tronco era utilizado por los pastores para refugio y chimenea, lo que no es muy alentador.


El árbol, Quercus pyrenaica, tiene 7 metros de perímetro nominal y una edad esimada de 600 años. Aquí salgo yo en la foto pero sin trípode no pude hacer mucho.


Aquí se ve el pueblo que parece casi a la sombra del árbol.


Por cierto, el árbol aparece en la publicación sobre árboles Singulares de Castilla y León que se puede adquirir por el precio de 1 euro este finde semana junto con el diario El Mundo. Está escrita por César Herranz, persona con la que ya había podido contactar con anterioridad con ocasión de esta afición común.

viernes, 8 de julio de 2011

Iglesia románica de Arlanzón

De la época románica nos queda en el templo de Arlanzón el ábside semicircular, que a diferencia del resto del templo está construído en caliza y no en la piedra arenisca rojiza de la zona.



La colección de canecillos de esta iglesia de Arlanzón es muy original y expresiva, además de conservarse muy bien, con cabezas de animales y personas en diferentes actitudes.








Si queréis conocer más sobre esta iglesia y el pueblo en general podéis leer este texto.

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Este fin de semana, además del concurso de esquileo, tenemos la Fiesta Medieval y de la Cereza en Covarrubias.

jueves, 7 de julio de 2011

Árboles singulares: El chopo de Salgüero de Juarros

En la carretera de acceso a Salgüero de Juarros, poco antes de llegar al pueblo, se encuentra el que probablemente sea el chopo de mayor grosor de la provincia. Así lo recoge el catálogo de Árboles singulares de Castilla y León, que señala un perímetro cercano a los 8 metros.


De todas maneras son tantos y tantos los chopos que se encuentran a la vera de nuestros arroyos, podados una y otra vez, que saber si éste es el mayor o si existe otro más voluminoso se hace harto difícil. Grande sí es, desde luego.

Por cierto este próximo fin de semana se celebra en Salgüero una nueva edición del campeonato de España de esquileo.

martes, 5 de julio de 2011

Antiguos monasterios burgaleses: Santa María de Bujedo de Juarros

Perdido en las primeras estribaciones de la Sierra de la Demanda, al fondo de un estrecho valle, se halla el antiguo monasterio cisterciense de Santa María de Bujedo de Juarros. Existen discrepancias en cuanto a su fecha de fundación, siendo los años 1159 y 1172 los años más apuntados como posibles. Sin embargo, el primer testimonio documental que confirma su existencia es la carta fundacional del cenobio femenino de Haza, que data del año 1182.

Sus primeros doce monjes procedían de la abadía francesa de Scala Dei, encabezados por el abad Fortunato. Su dominio se extendió principalmente en la comarca de Juarros, pero algunas de sus propiedades alcanzaron las riberas del Duero y el Arlanza. La evolución y desarrollo posterior del monasterio está poco documentada, pero no fue nunca un centro importante.

Aunque no sea una obra de primera categoría artística, sí es un destacado ejemplo de la arquitectura desarrollada por la orden del Císter en la Península Ibérica. Su modestia constructiva y su evidente ruralismo se deben a que éste fue un cenobio pequeño con escasas rentas.

En la Edad Moderna, se produce su integración en la Congregación de Castilla. Las leyes desamortizadoras de 1835, trajeron consigo el final del monasterio. En el libro "Estampa de Burgos", se recoge la visita que realizó al lugar el periodista Eduardo de Ontañón en los años 30; describiéndose cómo varias familias se alojaban en el complejo monasterial mientras la iglesia servía de almacén y establo. Los capiteles se iban vendiendo para obtener recursos de subsistencia.

El abandono y expolio no cesó pese a la declaración como Bien de Interés Cultural en 1931. Años después Bonifacio Zamora, el poeta de Burgos nos dejaba sus impresiones:

Pero tremenda realidad. Bugedo
no me recuerda nada,
sino desolación, espanto y miedo.
La iglesia abandonada,
los raros ventanales sin vidrieras,
la bóveda sembrada de goteras
y la nave crujiendo en las ojivas
han venido a parar, después de tanto
artístico esplendor, de templo santo
en un oscuro corralón de chivas. […]”

Tras muchos años de abandono, el lugar fué adquirido por Rafael Pérez Escolar,  un personaje muy influyente en política y finanzas (implicado en la trama Banesto), que llevó a cabo su restauración, premiada en el año 1981 por la Asociación Europa Nostra. Aunque es de titularidad privada, el monasterio puede visitarse la mayoría de los domingos.
 
Edificios afectos al monasterio.


La iglesia abacial, construida a principios del siglo XIII, presenta planta de cruz latina de una sola nave alargada, crucero saliente y cabecera compuesta por tres capillas, la central semicircular y las laterales rectangulares. Este tipo de planta resulta inusual en la Península Ibérica, existiendo sólo un ejemplo similar en el pueblo madrileño de San Martín de Valdeiglesias. En el exterior de la iglesia, destacan la uniformidad y la horizontalidad, tan sólo rotas por la espadaña emplazada en el brazo sur del crucero.

Como sucede con frecuencia dentro de la orden del Císter, la parte más cuidada del exterior es la fachada occidental, enmarcada por dos contrafuertes muy anchos y con remate en chaflán bastante acentuado. La portada principal se compone de chambrana y tres arquivoltas, dos apuntadas y la inferior trebolada. A los lados se disponen sendos crismones y en la parte alta se abre un gran ventanal de dos vanos.
 

Ábside.


En esta otra foto observamos a la izquierda el exterior de la sala capitular, muy afectado.


Uno de los restos más interesantes es esta sobria sala capitular, que se abre al claustro mediante tres vanos. Algunos de los capiteles están reconstruidos.
 


Por lo que respecta al complejo monasterial, éste se situaba al sur de la iglesia. Aún se conservan algunos restos del primitivo edificio que permiten fechar su construcción en el siglo XIII. Del claustro medieval se conservan siete capiteles dobles y cuatro basas también dobles. Desde él se accede a la sacristía, de planta rectangular y cubierta con bóveda de cañón.


Las alas norte y oeste están muy reformadas y ahora son de acceso restringido.


El interior destaca por su extrema severidad. Las naves se cubren con bóvedas de crucería cuatripartitas que descargan en columnas empotradas en el muro. Estas columnas se interrumpen hacia la mitad de la pared, finalizando en una serie de ménsulas que presentan diferentes características.
 
Hay que destacar que el pavimento de la nave está realizado a base de pequeñas piedras incrustadas que forman diversos motivos ornamentales, algo que también podemos observar en el Monasterio de las Huelgas de Burgos. A los pies de la iglesia se encuentra el coro alto, de época tardogótica, realizado a principios del siglo XVI y cubierto con una bóveda estrellada muy rebajada.


viernes, 1 de julio de 2011

La zona minera de Juarros

Estas suaves ondulaciones, estribaciones de la sierra de la Demanda,  cubiertas de incipentes bosques de robles, fueron durante más de cien años y hasta hace unas pocas décadas escenario de una intensa actividad minera.

Hasta 14 restos de minas se pueden localizar en el área comprendida entre San Adrián y Brieva de Juarros.

La actividad comenzó a mediados del siglo XIX para suministrar carbón a varias empresas de Burgos. La mina Esmeralda, la única perteneciente a Brieva, fue una de las primeras en explotarse y una de las más peligrosas, por el exceso de agua y los hundimientos. En Burgos el carbón se utilizó en dos fábricas de papel, una de hilados, en alfarería y en calderas. Las lavanderas lo usaban para calentar el agua. La compañía inglesa Ferrocarriles y Minas fue la que explotó la concesión los primeros años. A finales de los 60 la propiedad pasó a ser de IBERCOMINSA.

Desde entonces, la producción de las minas sufrió fuertes oscilaciones, en función del precio de los carbones extranjeros. La mina más conocida fue la Juarreña, que llegó a producir 5000 quintales anuales y fue la primera en España en usar dinamita.

En 1970, cuando se extraían 8000 toneladas anuales, las minas se vieron obligadas a cerrar por falta de rentabilidad, lo cual supuso un fuerte mazazo demográfico para los pueblos de la zona.

Las entradas a las minas se realizaban por pozos verticales o por socavones cuando existía un desnivel en el terreno. En los primeros casos el acceso se realizaba mediante un caldero que servía de ascensor. Las condiciones de trabajo eran muy malas: trabajo con pico y pala, empuje de vagonetas, silicosis, problemas de visión por deslumbramientos de lámparas, respiración de los gases de las máquinas de vapor…aunque fueron mejorando algo con la progresiva mecanización.

La mayoría de los mineros durante los años 40-50 eran de la comarca pero también llegaron de otras zonas de España, en su mayoría huyendo de las miserias del campo. Su sueldo por aquel entonces era de 3 pesetas diarias y se trabajaba de lunes a sábado. En los años 50 llegaron a trabajar 200 mineros. Los mineros jubilados permanecieron en parte en la zona, aunque otros se trasladaron a La Ventilla y Gamonal.

Asociadas muchas veces a la minas se encontraban las caleras. La calera es un horno donde se calcina la roca caliza para obtener cal. Tiene forma de pirámide truncada y construido aprovechando la ladera de la montaña. Por las bóvedas de la parte inferior (“hornachas”) se introducía el combustible que alimentaba el fuego durante las horas que eran necesarias para transformar la roca en cal viva.

Se alimentaba el fondo con carbón menudo que salía de las minas, que era menos interesante para comercializarlo, y con leña obtenida de los bosques de la zona.

Desde la chimenea se colocaban las piedras de roca caliza de manera que permitían el paso entre ellas del aire caliente. Las piedras enfriadas se transportaban en carros hasta el lugar donde se molían. Se machacaban primero con mazas y luego pasando por encima con las ruedas de un carro.

La cal ha tenido desde milenios muchos usos: En albañilería, pintura y decoración, como corrector de suelos y como fundente en la extracción de metales. El avance de los procesos industriales provocó la desaparición de estas caleras.

Textos resumidos y adaptados de los paneles explicativos del Sendero Minero. Para saber más os remito al segundo tomo de "Burgos en el recuerdo", de Elías Rubio.