miércoles, 31 de agosto de 2011

Árboles singulares: La Sabina de Moncalvillo

Estando en Castrillo de la Reina quise aprovechar para acercarme a ver la sabina de Moncalvillo, uno más de los árboles incluidos dentro del catálogo de especímenes singulares de Castilla y León.

Una vez llegados a la localidad buscaremos la parte alta, hacia la derecha, en donde se ubica la iglesia. Detrás de la misma y a la altura de las últimas casas del pueblo encontraremos una señal de sendero local (marcas azul y blanca) que nos encamina a un cerrado y pequeño vallejo.


Empezamos a andar por un paisaje dominado por las sabinas dispersas. Al cabo de uno 200 metros nos encontramos con un cruce, decidiéndonos por el camino de la izquierda.


El camino sigue ascendiendo suavemente por el vallejo, entre antiguas tierras de labor y ejemplares de cierto tamaño.


Justo en el punto en que dejamos de ascender (apenas llevaremos medio kilómetro andado) debemos abandonar el camino y caminar unos 50 metros hacia nuestra izquierda, como buscando el punto más alto de este área. Con un poco de atención localizaremos el ejemplar, aunque a primera vista parece poco mayor que los del entorno y su estado no es muy bueno (tal vez esta sensación se deba a la sequedad del periodo estival).

Está compuesto por dos grandes troncos que se separan a algo más de un metro del suelo. Antes de la separación llega a tener unos 5 metros y medio de perímetro.  Ello le convierte en la sabina de mayor grosor de nuestra provincia.

La situación exacta la podéis ver en el apartado "Ubicación", al final de esta entrada.



 

viernes, 26 de agosto de 2011

Una mención a Palacios de la Sierra

En Palacios de la Sierra nos vuelve a ocurrir que el interés radica más en su entorno que en la población propiamente dicha, sin ánimo de ofender. Cuando nos acercamos al centro del pueblo encontramos la antigua casa del médico, que además de como telecentro funciona desde hace escasas fechas como Centro de Interpretación de las Necrópolis del alto Arlanza.


Como me lo encontré cerrado tuve que buscarme la vida para localizar los senderos que suben por la loma que se encuentra junto detrás del edificio, y en cuyo punto culminante se encuentran los restos de la necrópolis medieval de El Castillo, que con sus más 400 tumbas es la de mayor tamaño de la Península. Lamentablemente el estado de conservación no es el óptimo. Aquí observamos los basamentos del edificio religioso. 


Aquí varias tumbas en estado variable.

Más sobre este yacimiento.
 

jueves, 25 de agosto de 2011

Una mención a Quintanar de la Sierra

Quintanar es la villa serrana por excelencia, famosa por sus montes de pinos y sepulcros medievales. Tiempo habrá de hacerle hueco a este patrimonio, pero hoy os mencionaré un par de anécdotas tal vez no muy conocidas.
La madera de sus montes no sólo ha servido para ser vendida directamente. Desde el siglo XIV se fabricaban con ellas las carretas serranas que servían para el transporte de todo tipo de mercancías por el reino. Tanta fué la pujanza que aquí fundaban los Reyes Católicos la Real Hermandad de Carreteros allá por el 1497. Este ancestral privilegio es el que mantiene actualmente dicha agrupación, aunque ahora con fines exclusivamente culturales (este mes de septiembre se podrá en marcha una nueva edición de la Ruta Carreteril, esta vez desde Poza de la Sal al Mar. Más información aquí.)

Por otro lado, sorprende no encontrar en Quintanar un centro urbano de mayor interés histórico. Buena parte de la razón de esta situación podemos acharcarla a los hechos acontecidos en el lugar a mediados del siglos XIX. Así nos lo cuenta el "río Arlanza" en su "autobiografía":

"...Pero ningún día tran triste para esta villa como el 3 de Septiembre de 1838. Yo fui testigo impotente de la tragedia: los liberales, su jefe, Coba el primero, recibieron el día con una despreocupación temeraria, ajenos a la proximidad del General Carlista Balmaceda, expeditivo como un aguilucho. El asalto fue veloz y contundente: 250 cristianos perdieron la vida y el resto, con su coronel, quedaron cautivos. Quintanar ardió en la totalidad de su caserío. El humo de una guerra fraticida llenó estos montes y chispas de odio cayeron en mis aguas...”

miércoles, 24 de agosto de 2011

El Pozo de las Tres Princesas

Vamos a seguir durante unos kilómetros el Arlanza teniendo como compañero de viaje al libro "Autobiografía del río Arlanza" de fray Valentín de la Cruz.

al poco de su nacimiento, muy cercano a un mirador creado por la autoridad Forestal y al camping de Quintanar, nos encontramos con el poco conocido paraje del Pozo de las Tres Princesas, apreciado para el baño estival.

La razón de tal nombre la encontramos en el libro citado:

"..La leyenda habla de un jefecillo moro, guardián de la frontera que desmoronaba Fernán González. El árabe tenía tres hijas que venían aquí a bañarse. Inopinadamente se encontraron un día con un capitán cristiano y quedaron prendadas del mismo. Una esperanza irremediable traía cada mañana a las doncellas a este pozo. El cristiano no apareció más y ellas siguen esperándolo, convertidas en roca, a la que pulo con cariño...”.